Un día de audiencia

Pretendo con estos comentarios transmitir mi propia experiencia por haber estado cerca de nueve horas de audiencia donde los que apelamos una prisión preventiva (con imputados en libertad) debíamos aprovechar la oportunidad para ser escuchados por el Juez que va a tener a cargo resolver si la revoca o la confirma, como lo pretenden los fiscales y los querellantes.
La audiencia tenía su particularidad porque los abogados que participábamos (cinco estudios jurídicos que representábamos a ocho procesados), todos con alto perfil y trayectoria, aunque con la poca experiencia que tenemos los santafecinos con la novedad de esta oralidad que tanto demoró en llegar. Era fácil pronosticar que no iba a ser fácil la tarea del juez para tratar de contener apasionados profesionales, que tenían sus clientes a sus espaldas y los familiares en el público, además de los periodistas que siguen el caso que debe ser uno de los de mayor impacto mediático de los últimos tiempos y la presencia de familiares y amigos de la víctima que tienen una importante militancia reclamando JUSTICIA.
La primera novedad que nos sorprendió a todos, fue que el Juez dispuso que cada uno de los abogados defensores a medida que expresaba sus agravios, iba a tener su inmediata respuesta de la Fiscalía y la querella. De modo que no hubo una colectiva respuesta de los actores, que pretendían confirmar la prisión dictada, sino que debieron contestar individualmente el caso de cada defensa, que a veces atendía a dos o tres imputados y en otros casos a uno sólo. Esa decisión fue acertada, porque permitió que no se generalicen las respuestas de los actores, sino que los obligó a atender las argumentaciones de cada defensor, que no siempre repetían las líneas de defensa.
La primera crítica a un defensor que le hizo el juez puntualmente, es que no debía leer sus agravios, como lo pretendía. No obstante el abogado leyó, no le hizo demasiado caso al Juez, que por otra parte estaba tratando de aplicar el código.  De cualquier forma no fue una lectura tediosa sino amena, lo que de alguna manera disimulaba el recurso que utilizaba. Los demás abogados teníamos ayuda memoria, fichas, e incluso una pantalla de computación, pero no leíamos, salvo que algo específicamente lo justificare.
La principal crítica que merece el desarrollo de la audiencia, fue que pese a anunciarlo al comienzo, el Juez toleró que tanto la fiscalía como la querella se explayaran argumentando más allá del objeto de la audiencia, que solo permitía escuchar los agravios y contestarlos. Se apartaron de la resolución impugnada, expresamente manifestaron los querellantes que no estaban atados a la calificación que había utilizado el Juez al resolver la prisión preventiva, y prácticamente parecía que estaban agraviándose de las figuras seleccionadas, ya que proponían otras mucho más graves, aunque en ningún momento explicaron la razón de ser de tal avance.
Las réplicas, no se ajustaron estrictamente a los temas nuevos que inauguraran los actores al contestar los agravios de las defensa, y ello provocó que el Juez llamara la atención para que nos ajustemos a cumplir con el sentido de la nueva intervención.
Terminado el debate el Juez les dijo a los imputados que si querían hacer uso de la palabra lo podían hacer. Fue entonces que la Fiscalía no quería que los imputados se apartaran del recurso de apelación y ejercieran su defensa material reiterando o ampliando sus expresiones ya vertidas en oportunidad de sus indagatorias. El Juez rechazó la solicitud y una sola persona hizo uso del derecho a ser oído, breves y emocionadas sus palabras para reclamar que se ponga fin a su situación de procesada, contando todo lo que le toca sufrir por estar vinculada a esta causa. Cuando estábamos por levantarnos y retirarnos, apareció la novedad de boca del Fiscal de Cámaras que pretendía que hiciera uso de la palabra el padre de la víctima, alegando que siendo querellante debía permitirse que también fuera oído. Fue realmente un momento difícil porque puso al descubierto que el Funcionario desconocía quienes eran los querellantes representados por varios abogados allí presentes, ya que la persona a quien él quería escuchar no era lo que pensaba. La querella representaba a los hijos de la víctima y no a su padre. Por lo que el Juez rechazó de plano lo pedido, al tiempo que el Fiscal debía pedir disculpas por su error, que nos permitió comprobar que no había leído bien la causa.
Finalmente nos llamó la atención que luego de terminada la audiencia, hubo que firmar un acta, demasiado extensa para mi gusto, que contenía en un intento de transcripción que hicieran tres empleados del tribunal durante toda la jornada, de todo lo que habíamos dicho en cada una de nuestras intervenciones. En general todos firmaron sin leerla, cosa a la que me negué y tuve oportunidad de enterarme los errores que contenía, como por ejemplo escribir en todo momento y muchas veces mal el apellido del Juez que había dictado la resolución apelada. Estando filmada y grabada toda la audiencia, el acta en realidad debería dejar constancia que la misma tuvo lugar, quienes estuvieron presentes, la hora de comienzo y de finalización y nada más. Evidentemente el apego al escriturismo sigue presente con estas prácticas que además de ser inútiles, ponen a trabajar arduamente a un personal que debería estar ocupado en otras tareas más eficaces.
Como fuere fue una excelente experiencia, la gente (imputados y familiares y amigos) tuvo la oportunidad de ver trabajar a los abogados y a los funcionarios públicos, y lo más importante conocer el rostro del Juez que va a tener a cargo dictar la resolución que decidirá el destino de donde pasan los próximos meses estas ocho personas.
Una crítica a fiscales, y en general a todos mis colegas sean querellantes o defensores, no se puede tratar de Excelencia o de Su Señoría al Juez!  Por favor, que mensaje republicano estamos dando con un tratamiento monárquico digno de siglos pasados. Es hora que los jueces impidan que así se los trate, salvo que realmente les guste. Otra cosa, los abogados que trataban de ese modo tan antiguo, paradojalmente fueron vestidos como para ir a la cancha, pero a la popular.
Un último detalle: NO HABIA NINGUN ALUMNO QUE ESTUDIARA DERECHO EN LA SALA, aunque sí estuvieron algunos abogados penalistas que aprovecharon lo que ocurría para incorporar una experiencia que a todos nos falta.

Comentarios

  1. Gran relato de la experiencia, Víctor. Sobretodo destaco lo que para mí es la parte más importante: todos estamos aprendiendo más o menos a la par. Esto envuelve a jueces, abogados, empleados, estudiantes de derecho y público.

    Me quedo con la pica de la resolución...

    Abrazo

    ResponderBorrar
  2. Coincido Víctor en dejar de lado VS o SS. Yo digo siempre Sr. Juez y punto, sea de primera o segunda instancia.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Comprende también a los Jueces de la Corte, a quienes les quedaría ridículo que le dijeran Supremo Dr.!!!!

      Borrar
  3. Antiguo e inaplicado decreto del Gobernador Sylvestre Negros prohibió el tratamiento que critica Corvalan. Y sigue vigente...

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Honrado por tu participación MAESTRO muchas gracias por el aporte.

      Borrar
  4. Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Comentarios a partir del caso Ruiz fallado por la CSJ de Santa Fe

La crisis de Venezuela y la posibilidad del debate político entre juristas.

Bibliografía para estudiar derecho procesal penal